viernes, 7 de febrero de 2014

¿Ciudadanos del mundo o de una Nación?

Para solucionar esta duda es inevitable hacer un pequeño repaso por la historia. Responder a la pregunta de cuando y como surgió el nacionalismo o en que momento los ciudadanos y ciudadanas decidieron que pertenecían a una misma comunidad, la respuesta es sencilla durante la Era de la Revoluciones entre los siglos XVIII y XIX, momento en el que los pueblos, sobre todo los europeos, fuertemente fragmentados fueron conscientes de las semejanzas que tenían con sus vecinos y decidieron luchar por una soberanía nacional y por unir sus fronteras.
A la vez que se viven estas revoluciones que llevan a la unificación de numerosos territorios y la formación de numerosas naciones (destacan la creación de Italia y Alemania tal como las conocemos en la actualidad), se desarrolla la llamada Revolución Industrial, los grandes promotores e impulsores de esta revolución fueron la burguesía que consiguieron con la industrialización preponderancia sobre las demás clases y su establecimiento en el poder.

Y es con esta primacía de la burguesía unida a la revolución industrial con la que comienza esta pregunta.
La burguesía necesita cada vez más dar una mayor salida a sus productos por los que empiezan ah abrirse al mundo,creándose así un comercio mundial y una vida cosmopolita perdiendo así la importancia de la industria nacional y la preponderancia de la ciudad sobre el campo.
Es decir esa ansia de enriquecimiento lleva a la clase predominante a establecer un intercambio universal y con ello una interdependencia universal entre naciones.

La sociedad nos obliga a situarnos en uno de los dos lados, nos obligan a sentirnos ciudadanos del mundo o de una única nación por encima de todas las demás. Pero al mismo tiempo esa misma sociedad nos introduce en una vida cosmopolita, en la cual vamos a comer al restaurante chino de la esquina a ver después una película de Meryl Streep y a ir para terminar la noche a un pub (que no a un bar) a beber ron con coca-cola mientras oímos música de Lady Gaga o Daddy Yankee.
Y yo me pregunto porqué me tengo que sentir ciudadano de un solo lugar cuando lo que invierte Bill Gates desde Wall Street en Estados Unidos en una empresa española (FCC) afecta a mi vida en España, cuando los balones con los que yo juego a fútbol están cosidos en la India y cuando la forma de vida de la sociedad capitalista en la que yo vivo afecta a la vida de un ciudadano del continente africano.

Todo esto nos lleva a lo ridículo que es sentirse parte de un solo lugar y a criticar al que afirma sentirse ciudadano del mundo cuando todos nos hemos sumergido en una sociedad fundamentada en la unión de todos los países (junto con sus culturas, tradiciones y costumbres) por medio de un cordón umbilical más económico que de otro tipo del cual no nos podemos desprender sin producir un derrumbamiento en cadena.